¿Cómo actuaban las milicianas y los milicianos en la guerra civil? Igualico mismo que estos, llamando fascista a quien en la mano lleva un libro con la constitución y ellos banderas enemigas de España y la miliciana mintiendo y acusando al inocente. El problema de estos milicianos y milicianas del siglo XXI es que ahora con video vemos cómo actúan. La muy cara insiste en su mentira y encima le intenta pegar. En 1936 el inocente del libro fusilado.
Hoy en Málaga pocos harán memoria por un joven llamado Juan Duarte Martín. Poca memoria porque tuvo la culpa de ser diácono católico y por eso la provincia de Málaga vió como era torturado cruelmente. Pero lo fue a manos de los republicanos del Frente Popular defensores de la República, así que … algo habría hecho.
Convento de la Trinidad de Antequera ayer y hoy. Bajo la Segunda República o en libertad. En marzo de 1932 hubo una sublevación comunista y anarquista y entre montones de desmanes y abusos nos queda este recuerdo fotográfico de lo que es la «libertad» para los mantones que hoy llaman democracia a la II República. Más detalles en ABC 29/3/1932.
La represión republicana alcanzaba también a mujeres católicas y a las mujeres gitanas. Una fue Emilia Fernández Rodríguez, la Castañera. Era de un pueblo de Almería y detenida por los republicanos en la prisión sufrió una profundo proceso de transformación en la práctica de la fe que la llevó a ser asesinada por los «defensores de la legalidad republicana»
Manuel Font de Anta fue un gran compositor y pianista sevillano que para el ABC republicano de 4/12/1936 había desaparecido y era de UGT. La realidad es más fácil… lo habían sacado de su casa en la calle de Torreaznar, 14 (Madrid), y por supuesto le dieron un paseo y fue lo asesinaron el 20 de noviembre de 1936.
Un ataque de la República a la cultura, que ahora hay que silenciar.
Para el asaltopusieron incluso explosivos en las puertas y al fracasar entraron por el muro del huerto disparando a los indefensos frailes que intentaban huir a quienes también atacaron con palos y navajas.
Sus cadáveresfueron desnudados, golpeados e incluso sacados ojo, para luego ser arrojados a un carro de basura y paseados por las calles hasta el cementerio. Los que quedaron vivos (siete) fueron llevados detenidos sólo por ser religiosos a una comisaría y condenados a trabajos forzados o movilización.
El claretiano Paz Porras García fue vejado, golpeado y arrastrado por la calle hasta la Plaza de Santa maría, luego por la calle Campanas hasta la plaza de la Diputación e incluso le clavaron un estoque que llevaba un miliciano en la plaza de San Francisco (luego lo llevaron al hospital, y a la cárcel hasta el 23/3/1938 en que fue obligado a incorporase al ejército rojo).
El claretiano padre Juan Bautista Alonso fue golpeado y luego fue condenado a pena de dos años y medio de trabajos forzados en el campo de concentración de Albatera, que habían creado los republicanos. Dos fueron liberados y el resto obligados a construir trincheras en Fuerte del Rey, Jaén.