Hoy en Málaga pocos harán memoria por un joven llamado Juan Duarte Martín. Poca memoria porque tuvo la culpa de ser diácono católico y por eso la provincia de Málaga vió como era torturado cruelmente. Pero lo fue a manos de los republicanos del Frente Popular defensores de la República, así que … algo habría hecho.
Convento de la Trinidad de Antequera ayer y hoy. Bajo la Segunda República o en libertad. En marzo de 1932 hubo una sublevación comunista y anarquista y entre montones de desmanes y abusos nos queda este recuerdo fotográfico de lo que es la «libertad» para los mantones que hoy llaman democracia a la II República. Más detalles en ABC 29/3/1932.
La represión republicana alcanzaba también a mujeres católicas y a las mujeres gitanas. Una fue Emilia Fernández Rodríguez, la Castañera. Era de un pueblo de Almería y detenida por los republicanos en la prisión sufrió una profundo proceso de transformación en la práctica de la fe que la llevó a ser asesinada por los «defensores de la legalidad republicana»
Para el asaltopusieron incluso explosivos en las puertas y al fracasar entraron por el muro del huerto disparando a los indefensos frailes que intentaban huir a quienes también atacaron con palos y navajas.
Sus cadáveresfueron desnudados, golpeados e incluso sacados ojo, para luego ser arrojados a un carro de basura y paseados por las calles hasta el cementerio. Los que quedaron vivos (siete) fueron llevados detenidos sólo por ser religiosos a una comisaría y condenados a trabajos forzados o movilización.
El claretiano Paz Porras García fue vejado, golpeado y arrastrado por la calle hasta la Plaza de Santa maría, luego por la calle Campanas hasta la plaza de la Diputación e incluso le clavaron un estoque que llevaba un miliciano en la plaza de San Francisco (luego lo llevaron al hospital, y a la cárcel hasta el 23/3/1938 en que fue obligado a incorporase al ejército rojo).
El claretiano padre Juan Bautista Alonso fue golpeado y luego fue condenado a pena de dos años y medio de trabajos forzados en el campo de concentración de Albatera, que habían creado los republicanos. Dos fueron liberados y el resto obligados a construir trincheras en Fuerte del Rey, Jaén.